Para presentar la última incorporación a nuestro cartel, a su excelentísima perversidad Tito Ramírez, dejemos que sean los chicos de la prensa los que hablen de él:
En un momento en que en el número de escuchas a nivel global está liderado por músicos que no son anglosajones y que están haciendo sonar cumbia, reguetón y otros ritmos caribeños, Ramírez recuerda que esto ya ha ocurrido en otros momentos en la historia. “Ha habido ocasiones en los que músicos latinos también han sido primeras espadas, el mismo Pérez Prado fue una estrella mundial, y Xavier Cugat también. Es cierto que la música latina a día de hoy parece que está en lo más alto de la pirámide y yo me alegro por ello, no se puede luchar contra la corriente de un río, la música está viva. Por mucho que las multinacionales quieran dirigir el camino, al final la gente y el gusto del barrio es el que manda y la multinacional siempre va detrás de lo que el barrio crea”, sostiene Ramírez.
Tanto en el primer disco como en El Prince, Tito Ramírez rescata ritmos de mediados del siglo XX en una mezcolanza que suena a rock‘n’roll estadounidense, mambo cubano o soul negro. ¿Tiene sentido recuperar esas músicas en 2023? El artista al frente de la banda sí lo cree y no considera que lo suyo sea música antigua. “El disco se grabó el año pasado, es actual y fresco. Me baso en estilos nacidos en los años 50 y 60 pero esos estilos siguen vivos y es misión del artista que los interpreta intentar renovarlos y poner de su parte para que sean canciones con personalidad y no repetición de clichés”, defiende un músico que tiene en el altar a James Brown, Pérez Prado o Xavier Cugat y que considera América Latina como una fuente de inspiración musical inabarcable e inagotable. Son nombres que parecen muy ajenos a la materia prima que hoy conforma la música popular. “Intento imponer mi cultura a la cultura actual —explica—. Para que tu idea, tu proyecto, tu concepto, llegue, tiene que estar muy bien hecho y ser interesante, independientemente de lo que esté de moda en el momento”.
¿Haces mucha labor de arqueología buscando inspiración entre antiguas orquestas de Puerto Rico o Cuba?
Sí, yo busco bastante en artistas que practicaban cha cha cha, mambo… y la época dorada. es inabarcable, te tirarías una vida entera para escuchar sólo lo que es producción latina. Si ya englobas Estados Unidos con su R&B, garage… pues necesitas mil vidas más. Es una fuente inagotable, pero creo que también es interesante conocer qué es lo que se está haciendo actualmente, tanto en esos estilos como en los de ahora.
En los 90 hubo un revival de lo latino, pero desde la copia adaptada a los gustos de la época, por ejemplo en 1999 Lou Bega sacó su Mambo No. 5 (canción original de Pérez Prado 50 años antes) o Gloria Estefan intentó varias veces ser Celia Cruz. Tú te inspiras también en artistas como Pérez Prado pero da la sensación de que lo haces desde otro lado, cambiando cosas pero a la vez siendo más respetuoso con la tradición.
Imitar a Pérez Prado sería una tarea bastante audaz, no me atrevería. Yo ahondo en la tradición, y con los parámetros que esa tradición me da intento innovar. En la música los avances y la innovación en los estilos suceden gradualmente, casi nunca -aunque a veces ha pasado- llega una canción que lo cambia todo. Es la acumulación y un trabajo colectivo entre todos los que practican un género los que llevan ese género a otro estadio. Y si en un momento dado ha cambiado mucho ese género entonces le ponen otro nombre. Con un pie en la tradición y otro en tu personalidad compones lo que es tu sonido.